Gracias al gran interés de un pequeño grupo y al entusiasmo desbordante y colaboración sin límite del pueblo entero, El Cam­pillo recuperó una fiesta tan entrañable.
Salió la Santa Cruz, acompañada por seis carros engalana­dos y de caballerías, numerosísimos caminantes y cantidad de gente con coches, a las 11 de la mañana del Domingo hacia Rocalero que está a 3 kilómetros del pueblo. Durante el trayec­to se cantaron muchas de las típicas canciones y algunas nue­vas dedicadas a ensalzar a la Santa Cruz. En Rocalero se cele­braron almuerzos de hermandad y reuniones familiares ameniza­dos por los bailes de sevillanas y fandangos.
A las 8,30 de la tarde, emprendieron el regreso al pueblo, donde tuvo lugar un concurso de sevillanas frente al nuevo Ayuntamiento.